Creo firmemente que vivir es un itinerario hacia uno mismo, hacia la persona que nacimos para ser. En este blog se habla sobre literatura y se recrean encuentros con personas que me ayudaron a ser el camino que soy y que viven otra existencia aparte aquí conmigo, como talismanes contra el desamparo. Algunas de ellas son conocidas; otras, apenas siluetas tras la cortina de humo del tiempo; las menos, figuras que pueblan la realidad de mi imaginación; todas fundamentales.

miércoles, 2 de abril de 2014

El sueño

Cuarta estampa mongólica


El murmullo de luz corre por el fondo del río, juega a palparlo todo… ni en sueños lo podrás imaginar… La mazamorra. Las raíces de las ovas que flotan arriba, donde la superficie es una corazonada. Las piedras sobre las que estoy sentado. También mi cuerpo se hincha de ese resplandor murmurado, junta la verde profundidad del río con las angustias de la intemperie. Los crujidos de la casa. El mugido del tren que parte hacia algún lugar… detén el tiempo en tus manos… La música del lejano cabaret racheando intermitente la madrugada, regando pedazos de palabras por todas partes. La crudeza de las sábanas. Nada queda a salvo del abrazo luminoso. Tampoco los guajacones, que vienen a besar mi cuerpo con golpecitos livianos, alegres de que yo sueñe sentado en el fondo del río y pueda contar estas sensaciones con palabras como dichas por El Poeta… en el lenguaje misterioso de... Palabras que yo nunca habría podido usar; ¿cómo iba a hacerlo si aún no las conocía?

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